María quería vivir con paz.........
y construir su casa en paz ...........
.y llamarla “LA PAZ”!!! .
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Aunque no sabía cómo hacerla, quería lograr un espacio
amplio, transparente, luminoso y se le ocurrió entonces construirla con arena.
Una casa de arena y sal, entonces, se fue al mar.
Comenzó muy entusiasmada pero pronto tuvo que retroceder
en su proyecto, porque se levantó un viento muy fuerte y con él, la arena se
voló.
Así María cantó :
María, la paz, la paz, la paz...
un paso pa¨tras,
pa tras,
pa traas...
Volvió al día siguiente bajo un sol esplendoroso y juntó
agua del mar, por supuesto salada, para mojar la arena.
Así comenzó a construir nuevamente su casa
Levantó paredes, hizo puertas y ventanas...
Satisfecha se bañó en el mar.
Cuando salió la casa ya no estaba en el mismo lugar.
A veces el mar nos lleva para un costado, a veces para
otro costado y nos revuelca, aunque no querramos...
María lloró
lágrimas de sal, suspiró y pensó qué difícil se le estaba haciendo construir la
PAZ.
Y volvió a cantar:
María, la paz, la paz, la paz...
un paso pa¨tras,
pa tras,
pa traas...
un paso al costado,
al costado,
al costado.
y al otro costado, costado, costado...
Hasta que se dio
cuenta de que tenía que buscar otro suelo, otros elementos más firmes; tal vez
personas que la ayudaran a entender cómo se edifica la PAZ
Así consultó manuales, códigos de edificación, asistió a
congresos, entrevistó arquitectos e ingenieros y resolvió construir su casa en
suelo firme de esta manera:
* Para los cimentos,
fuertes convicciones;
* Vigas de hierro, sostén de su entusiasmo;
* Paredes sólidas de esperanza pintadas con claridad,
porque posiblemente se ensuciarán y habrá que volver a pintarlas.
* Techos protectores de obstáculos;
* Puertas de noble madera que se abrirán para dejar entrar
a obreros
y constructores de PAZ.
* Ventanas con vistas a la mañana siguiente para volver a
empezar.
Y sobre todo, su casa no tendría el valor de mercado
acorde a una casa de tamaña proporciones, sino que sólo pesaría 21 gramos (
dicen que es el peso del alma) Allí, en el alma, pondría un cartel
“Estoy en LA PAZ, cercada por mis afectos, mis
costumbres, mis personas...
Estoy en LA PAZ,
limpiando los rincones de oscuras telarañas.
Estoy en LA PAZ, sonriendo al sol en el jardín.
Estoy en LA PAZ y percibo el perfume de tu compañía".
del libro Mediacion y
Resiliencia