Ilustr. Adolfo Serra |
Desafío a todos los pensadores del mundo a abandonar sus
sectarismos, nacionalismos, partidismos y, con espíritu de hermandad, a
trabajar en su nación, considerándola como parte integrante de una gran
federación de naciones - federación que ya existe internamente, pero espera ser
materializada mediante la actividad de los pensadores del mundo. Los incito a
trabajar por la causa de la religión y en el campo de esa religión particular,
en la que están interesados, ya sea por accidente de nacimiento o elección, ya
por considerar cada religión como parte de la gran religión mundial. Deben
también considerar que las actividades de su grupo, sociedad u organización,
demandan ayuda, en la medida y sólo en la medida en que los principios sobre
Ios cuales se fundan y las técnicas que emplean, sirvan para el bien general y
promuevan la realización de la Hermandad.
Les pido que abandonen sus antagonismos y antipatías, odios
y diferencias raciales y traten de pensar en términos de una familia, una vida
y una humanidad. No pido una respuesta sentimental ni devocional a este
desafío. Le recuerdo que el odio y la separatividad han llevado a la humanidad
a su penosa situación actual. Sin embargo, agregaría a esta advertencia, que
existe hoy en el mundo una cantidad suficiente de personas que alcanzarán la
liberación, las cuales podrán producir cambios en las actitudes del género
humano y en la opinión pública, siempre que se pongan a la altura, por un acto
de la voluntad, de lo que ellas conocen y creen.
También los desafío a que se sacrifiquen, a consagrarse a sí
mismos, a dar su tiempo y su dinero, y se interesen en difundir estas ideas
entre quienes los rodean, en su medio ambiente y en el grupo al cual
pertenecen, despertando así a sus compañeros de grupo. Los exhorto a que hagan
un esfuerzo unido para inculcar nuevamente las ideas de hermandad y unidad. Les
pido que reconozcan a quienes trabajan en todos los grupos y los ayuden.
También les recomiendo que guarden silencio ante las palabras de odio y de
crítica y que hablen en términos de hermandad y de relaciones grupales. Les
ruego que procuren hacer de cada día un nuevo día, en el que enfrentan una
nueva oportunidad. Traten de olvidar sus propios asuntos, sus pequeñas penas,
preocupaciones y suspicacias, ante la urgencia de la tarea que debe realizarse,
y difundan el culto de la unidad, el amor y la inofensividad.
Además quisiera que se aparten de los grupos que tratan de
destruir y atacar, no importa cuán sincero sea su móvil. Adhiéranse a los
trabajadores que tienen fines constructivos, que no luchan contra otro grupo u
organización, y que han eliminado de su vocabulario la palabra
"anti". Estén de parte de los que construyen silenciosa y
constantemente para el nuevo orden - orden que se funda en el amor, construye
bajo el impulso de la hermandad y posee la comprensión de la hermandad, basada
en el conocimiento de que cada uno y todos, no importa cuál sea nuestra raza,
somos hijos del Padre Uno y hemos llegado a comprender que los antiguos modos
de trabajar deben desaparecer y proporcionar una oportunidad a los nuevos
métodos.
Si no saben enseñar, predicar o escribir, aporten ideas y
dinero para que otros puedan hacerlo. Ofrezcan sus horas y minutos de ocio para
que otros queden libres y puedan dedicarse a servir al Plan; contribuyan con su
dinero para que pueda progresar con mayor rapidez el trabajo de quienes pertenecen
al Nuevo Grupo de Servidores del Mundo. Se pierde mucho tiempo en cosas no
esenciales. La mayoría de ustedes dan poco o nada de su tiempo. Lo mismo pasa
con el dinero. Deben dar como nunca han dado antes, a fin de posibilitar la
parte física del trabajo. Hay quienes ofrecen lo único que poseen, y el poder
que tal actitud libera es muy grande. Quienes actuamos en el aspecto interno
agradecemos todo lo que dan con gran sacrificio personal. Otros dan lo que les
sobra y sólo cuando no implica sacrificio. Esta condición debe terminar; se
debe dar al máximo con comprensión y justicia para que la era de amor y de luz
se introduzca con mayor celeridad. No importa dónde o a quien dan, basta dar -
poco si tiene poco tiempo o dinero; mucho, si Poseen mucho. Trabajen y den,
amen y piensen, ayuden a esos grupos que construyen y no destruyen, aman y no
atacan, erigen y no derriban. No se dejen engañar con argumentos plausibles de
que la destrucción es necesaria. Sin duda lo fue, pero el ciclo de destrucción
prácticamente ha terminado ¡si pudieran comprenderlo!, y los constructores
deben ahora ponerse a trabajar.
Por sobre todo los incito a que lleven una vida más
profunda, y les imploro que, para bien de sus semejantes, refuercen el contacto
con la propia alma; con lo cual habrán desempeñado su parte para posibilitar la
revelación, habrán ayudado a traer la luz y estarán por lo tanto en condiciones
de beneficiarse por esas nuevas luz e información y podrán indicar mejor el
camino y despejar el sendero al desconcertado buscador. Quienes no están
preparados para los acontecimientos serán cegados por la emergente luz,
confundidos por la maravilla que se revelará e impelidos por el aliento
viviente de Dios; les corresponde a ustedes capacitarlos para ese
acontecimiento.